La obesidad es una epidemia multifactorial que involucra factores genéticos, fisiológicos, ambientales y sociales. El tejido adiposo es un órgano endocrino, que regula la producción de diversas hormonas involucradas en el metabolismo, la homeostasis del individuo y a su vez en la reproducción.
La nutrición es uno de los determinantes del estado de la salud, de desempeño físico, mental y de la productividad de un individuo, mientas que la obesidad es el resultado de un desequilibrio en la nutrición entre la ingesta y el gasto energético. Este desequilibrio en general es consecuencia de un aumento en el consumo de dietas de alta densidad energética (calorías), alta en hidratos de carbono y grasas, además bajas en fibra. La prevalencia de la obesidad continúa incrementándose a nivel mundial, incluyendo a México. Se caracteriza por un exceso en el almacenamiento de lípidos (grasas).
En cuestiones reproductivas, Los estrógenos y la Progesterona (P), esteroides sexuales producidos durante el ciclo menstrual desempeñan un papel en la regulación de los procesos reproductivos en la mujer, a su vez en el equilibrio energético del organismo y son mediadores inclusive de la conducta alimentaria. Durante las fases del ciclo menstrual con los cambios en la secreción de estas hormonas, se registran cambios significativos en el patrón de consumo de alimentos, tanto en humanos como en otros primates y en roedores. El patrón en el consumo de alimentos registra una disminución alrededor del tiempo de la ovulación cuando los niveles de estrógenos son elevados y la progesterona está disminuida y se incrementa después de la ovulación cuando los niveles de progesterona son predominantes.
El control del apetito es un comportamiento sumamente complejo que no está regulado exclusivamente por el encendido y apagado de señales originadas por ciertas hormonas, sino por un sistema mucho más complejo influenciado inclusive por la voluntad del individuo. Entre las señales inhibidoras del apetito podemos mencionar el aumento en las concentraciones de leptina, insulina, glucosa, péptido YY, péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), oxintomodulina, así como la disminución en la concentración de ghrelina.
se sabe que la serotonina (5-hidroxitriptamina o 5-HT) es un neurotransmisor de gran importancia en el sistema biológico relacionado con el comer. Se encuentra implicada en los efectos de la composición nutricional de la dieta en la función cerebral, y en el control de los patrones de alimentación, así como en la urgencia por comer.19 La serotonina está involucrada tanto en los síntomas físicos como en los cambios de humor que ocurren durante el ciclo menstrual y se le considera el factor mediador que relaciona el apetito con el humor. El Trastorno Disfórico Premenstrual (TDP) se define como una forma severa del síndrome premenstrual (SPM). Se ha sugerido que el antojo por ciertos productos alimenticios, tales como los carbohidratos, se consumen para aumentar los niveles de serotonina en el cerebro e inclusive pudieran ser un mecanismo adaptativo para compensar la falta relativa de serotonina unos días antes del inicio del flujo menstrual. Así, comer carbohidratos es una forma de automedicación para mejorar el estado de ánimo.
Efectos adversos de la obesidad
Se sabe que la obesidad acarrea diversos trastornos médicos a lo largo del ciclo de vida del individuo. Perjudica la salud al incrementar el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo II, dislipidemias, hipertensión arterial, resistencia a la insulina, y hasta cáncer. A su vez, incide en el desarrollo psicológico con diversas repercusiones personales y sociales; y también tiene repercusiones en la fertilidad femenina.
Existen diversos factores que determinan la ganancia de peso en mujeres: la conducta alimentaria, los patrones de consumo de alimentos, los antecedentes genéticos, la edad, los efectos secundarios de medicamentos tales como anticonceptivos hormonales y antidepresivos, el embarazo, la lactancia, estilos de vida, etc. Estos factores alteran la producción de las hormonas involucradas en el ciclo reproductivo. En consecuencia, la obesidad aumenta el riesgo de infertilidad, ovarios poliquísticos, preeclampsia/eclampsia, diabetes gestacional y complicaciones obstétricas en el momento del parto en la mujer en edad reproductiva. Es importante recalcar que las mujeres obesas no son infértiles, sin embargo, la obesidad tiene un impacto perjudicial en la fecundidad y en la fertilidad. Las mujeres obesas tienen tres veces más probabilidad de tener una disminución de su fertilidad a diferencia de mujeres no obesas.
Los efectos de la obesidad en la fecundidad pueden ser:
- A nivel endócrino, donde hay un efecto en la producción de hormonas.
- A nivel del ovario, donde hay efecto en la calidad /cantidad de óvulos, embriones producidos
- A nivel de útero y endometrio, donde hay un efecto en las tasas de implantación del embrión.
Efectos de la obesidad en el ovario
Se debe evaluar la función del ovario se evalúa mediante la producción de óvulos, tasas de fecundación y calidad embrionaria. Se ha observado que las mujeres obesas o con sobrepeso:
- Requieren mayores dosis o responden menos a la estimulación ovárica controlada con gonadotropinas
- Tiene un deterioro significativo en la calidad embrionaria, incluyendo una disminución en los ovocitos (óvulos)
- Presentan un menos número de ovocitos maduros
- Presentan una menor calidad de ovocitos reflejada en una menor tasa de fecundación
- Presentan un menos número de embriones trasferidos
- Presentan menores tasas de embarazo, así como nacimientos de productos vivos.
Las funciones endócrinas del tejido adiposo involucran una serie de vías de señalización hormonal que controlan el metabolismo del individuo. Las alteraciones de estas señales, una de las consecuencias de la obesidad, tiene alteraciones en el metabolismo y desarrollo de los órganos, afectando a su vez los órganos involucrados en la reproducción. Así, la interacción entre las hormonas esteroides tales como los glucocorticoides y los niveles elevados de concentración de andrógenos, presentes en las mujeres obesas, tienen un papel importante en la fisiopatología de la obesidad abdominal y en la resistencia a la insulina. Ahora bien, todos estos cambios hormonales en la obesidad perjudican el éxito reproductivo de la mujer. La obesidad afecta la ovulación, la maduración del ovocito, el desarrollo del endometrio, la receptividad uterina, la implantación, la calidad del embrión y la probabilidad de aborto. Considerando que la obesidad va en aumento en los últimos años y más en nuestro país, es de gran importancia el diseño de nuevas estrategias de prevención y tratamiento para disminuir la incidencia de pacientes obesos en las clínicas de infertilidad. La pérdida de peso, en consecuencia, ya sea mediante ejercicio o dieta, debe ser el tratamiento inicial en mujeres obesas que asistan a clínicas de reproducción asistida.